domingo, 17 de abril de 2011

Audición y aprendizaje

“Si no entiendo las palabras que me dices no puedo aprender lo que me quieres enseñar”
Para poder comprender y memorizar un mensaje auditivo es necesario percibirlo con claridad. Una percepción distorsionada traerá una mayor dificultad para procesar el mensaje y esto podrá llegar a impedir el aprendizaje.
Como funciones del oído destacamos: mantener la postura y equilibrio, los niños que no tienen un buen desarrollo de esta capacidad tienen muy mala postura.
Los profesionales de la audición son: el otorrino y el reeducador auditivo. El otorrino trata las enfermedades del oído y mide la agudeza auditiva. El reeducador auditivo ayuda al niño a desarrollar la capacidad auditiva, entrenando los músculos del oído medio y ajustando así la audición.
Oír bien no da lugar a una buena audición, es decir, no hay hipoacusia (sordera) pero esto no es suficiente. Una buena audición implica: ser capaz de seguir una conversación en un lugar ruidoso, no sentir dolor cuando escuchas sonidos fuertes, localizar la fuente de sonido, etc. Un oído con buena audición nos avisa de muchos peligros.
El oído no sólo sirve para escuchar, también sirve para hablar. Por lo que controla el lenguaje y la voz. La voz sólo contiene los sonidos que el oído puede oír. Por eso si un niño no puedo oír bien la “r”, no podrá pronunciarla.
Para tener un buen control de la voz es necesario tener la lateralidad auditiva bien definida y tener como oído dominante el oído derecho. Este oído es más rápido y permite un control más racional del discurso hablado (hemisferio izquierdo), por el contrario el oído izquierdo es más lento, más “intuitivo” y emocional porque conecta directamente con el hemisferio derecho del cerebro. El niño zurdo de oído será más lento y más sensible.
En el funcionamiento del cerebro podemos encontrar dos formas muy importantes de trabajar: vía sensitiva y vía motora. La vía sensitiva es la encargada de recibir los estímulos, cuando ocurren desajusten aparece una audición dolorosa, mala discriminación auditiva, hipoacusia, dificultad de enfoque auditivo, etc.; la vía motora es la encargada de poner en marcha los procesos que el cerebro ha elaborado y así, mediante la experiencia, se retroalimenta la vía sensitiva, los problemas que provoca esta vía son la mala pronunciación, mala memoria auditiva, faltas de ortografía, desafinar al cantar, hiperactividad, etc.
Los niños con dificultades especiales, como autismo, dislexia, hiperactividad… suelen tener grandes desajustes en la audición. Solucionar el problema auditivo, o mitigarlo, normalmente produce un gran avance en el desarrollo de estos niños.

No hay comentarios:

Publicar un comentario